Un homenaje que llegó tarde pero… llegó
Descendiente de doña Eugenia Tapia de Cruz, Cesira Wenceslada Olivera de Cappello fue ungida como ciudadana ilustre de Escobar. Fue la primera médica nativa de un pueblo, en los albores de una comunidad que, en el siglo XXI, ya no es lo que era.
No fue reconocida en vida pero sí doce años después de su fallecimiento. Al menos en cuanto a lo oficial, porque a lo largo de sus 95 años forjó cariño y respeto de una comunidad que no se borrará.
Se trata de la doctora Cesira Wenselada Olivera de Cappello, quien fue declarada este mes como ciudadana ilustre del Partido de Escobar, luego que se aprobara el proyecto de la edil Ana María González.
El expediente 17.047 fue aprobado por unanimidad en la última sesión de la propia González, quien culminó su mandato de cuatro años.
Médica por vocación
Cesira Wenceslada Olivera de Cappello nació el 4 de febrero de 1914. Hija de Magdalena Grosso, italiana y Mariano Olivera, descendiente de Eugenia Tapia de Cruz.
Todos la conocían como Nilda, ya que era el nombre que había elegido su madre, pero en el momento que su padre la fue a inscribir hubo un mal entendido. Ella era la hija mayor, tuvo dos hermanos: Olga y Marianito. Sus estudios primarios los realizó en la escuela N. 1 de Escobar, mientras que la escuela secundaria la realizó en modalidad pupila en el colegio Guido Spano de la Ciudad de Buenos Aires recibiéndose de bachiller.
Ella quiso ingresar a la universidad, su madre le aconsejó que estudiara farmacia, ya que, ella era una comerciante exitosa. Nilda tomó el tren y salió para anotarse donde había dicho su madre, pero su vocación y espíritu rebelde pudo más y se inscribió donde ella realmente quería, que era en la carrera de medicina. Fue así, que de esta manera entró en la historia de Escobar convirtiéndose en la primera médica nativa. Se casó con su gran amor el Dr. Enrique Claudio Cappello. De este matrimonio nació su único hijo Marcos.
Trabajo durante muchos años en la maternidad del hospital Rivadavia, yendo todos los días en auto, el cual manejaba ella misma, otro adelanto para la época. En Escobar trabajo en su consultorio particular, y fue directora de la maternidad municipal, creó la primera escuela de enfermería en Escobar y trabajó como profesora de anatomía en el Instituto Secundario General Belgrano, colegio que fundó su marido y del cual ella fue represente legal, durante muchos años.
Perdió a su compañero de vida cuando tenía 55 años, pero esa tristeza la pudo canalizar continuando la obra que él había sonado y ella había acompañado su fundación. Cuando uno caminaba por la calle con ella, las personas la frenaban para saludarla, para agradecerle, abrazarla, una demostración de cariño a cada paso.
“Todo un emblema”
“La Doctora Olivera de Cappello ha sido todo un emblema, durante su vida en el Partido de Escobar, no solo por su gran labor como médica, y en el ámbito de la educación, sino también, porque para el contexto histórico, resultó un gran ejemplo para muchas mujeres”, resaltó González.
“Lamentablemente falleció a los 95 años sin haber recibido el reconocimiento por la comunidad del Partido de Escobar, y consideramos que aun no estando ella presente, es menester que su familia y seres queridos, reciban este agradecimiento, en representación suya por su loable labor”, añadió la concejal radical.