¿Aquí no trabaja el que no quiere… o el que no puede porque le faltan habilidades?
Esta frase “Aquí no trabaja el que no quiere” suele escucharse mucho en nuestro País, instalada como parte de ese sentido común simplista que señala al otro y lo responsabiliza como quien posee el problema, pero muy pocas veces nos escuchamos y preguntamos acerca de, si no trabaja porque no posee las habilidades necesarias, lo que le impide insertarse laboralmente. Por Guillermo Suárez (*).
En 2019, Luciano de 18 años se encontraba entre dos oportunidades de empleo: un empleo informal ayudando en un almacén como repositor o un empleo formal de ventas. Aceptó el empleo formal. A los meses su Jefe observó que Luciano mostraba interés y curiosidad por la Informática, entonces lo ayudó y lo becó para que estudie Programación Informática. Hoy, mayo de 2022, Luciano es el Coordinador de Sistemas de esa Pyme, con un ingreso que le permite proyectar en el tiempo y por supuesto inquieto por continuar estudiando.
En Argentina, si buscamos resultados diferentes en el empleo, debemos pensar en acciones diferentes desde una mirada y diseño de estrategias diferentes.
Por ello, en este mes de mayo dedicado al Día del Trabajador y Trabajadora, nos interesa promover un pensamiento colectivo innovador, promocionando al conocimiento y la formación como recursos prioritarios para alcanzar mayor y mejor empleo.
Si observamos el empleo informal, fue la categoría que más se expandió durante el último año en Argentina, tras haber atravesado el golpe más abrupto durante la etapa más crítica de la pandemia (-43%) según el Centro de Capacitación y Estudios sobre Trabajo y Desarrollo (CETyD).
Asimismo, los datos de ingresos de la Encuesta Permanente de Hogares (EPH) realizada por el INDEC en 2021 muestró que aquellas personas con mayor educación reciben ingresos superiores, según se observa al comparar los salarios por hora para cada edad según el máximo nivel educativo alcanzado.
Al ver los salarios promedio por edad según máximo nivel educativo alcanzado se observó que aquellos que más años de escolaridad tienen más ingresos perciben. También indica la gran relación existente entre el nivel educativo de las distintas fuerzas laborales y el nivel de empleo y desempleo, siendo que:
- el 31% del empleo corresponde a quienes no avanzaron más allá de la escuela primaria, pero este grupo representa 34,1% del desempleo es decir 3,1 puntos más de desempleo.
• el 42% del empleo corresponde a quienes no avanzaron más allá de la graduación en la escuela secundaria, este grupo representa nada menos que 54,9% del total del desempleo del país es decir 12,9 puntos más de desempleo.
• El 27% del empleo corresponde a quienes son graduados universitarios, este grupo representa apenas el 11% del total del desempleo, es decir 16 puntos menos desempleo.
La educación es clave para fortalecer el empleo y por ende también los salarios. La mayor parte de los empleos creados en nuestro país en los últimos años requieren de estudios previos, lo cual explica la creciente diferencia en la desocupación según el nivel educativo.
Los sectores más desfavorecidos económicamente poseen trabajos precarios y poco calificados o están desocupados afectados por su escaso nivel educativo. La creciente segmentación del mercado laboral en función del nivel educativo va generando núcleos duros de desocupados: aquellos que no tienen un nivel de educación básica son los más afectados y son cada vez más demandantes de ayudas financieras por parte del Estado, los denominados «planes sociales».
Estas características del mercado laboral se reflejan claramente en la evolución de la pobreza y la indigencia en nuestro país en los últimos años. El Observatorio de la Deuda Social (UCA) estima que la pobreza hacia fines del año 2020 cubría el 44,7% de la población total del país; y cada vez es mayor la diferencia del nivel la pobreza según el nivel educativo alcanzado por el jefe del hogar, así es como cuando los jefes de hogar no concluyeron el ciclo secundario la pobreza asciende a nada menos que el 61,2%, mientras que cuando por lo menos son graduados secundarios se reduce a 26,6%.
En nuestro país una parte significativa de la población se encuentra imposibilitada de obtener un buen empleo dado su escaso su nivel de formación.
Sumado a ello, nuevas fuerzas están transformando el mundo del trabajo. Las transiciones implicadas en esta evolución piden que se tomen medidas enérgicas. Nos esperan innumerables oportunidades para mejorar la calidad de vida de los trabajadores, ampliar las opciones disponibles, cerrar la brecha de género, revertir los estragos causados por la Pandemia.
En este contexto, promovemos a la reflexión colectiva para adoptar medidas enérgicas sobre la educación para el empleo. Caso contrario nos dirigiremos a un mundo en el que se ahondarán las desigualdades e incertidumbres existentes.
Los avances tecnológicos, desde la inteligencia artificial, la automatización y la robótica, crearán nuevos puestos de trabajo, pero quienes van a perder sus trabajos en esta transición podrían ser los menos preparados para aprovechar las nuevas oportunidades. Las competencias de hoy no se ajustarán a los trabajos de mañana y las nuevas competencias adquiridas pueden quedar desfasadas rápidamente.
Hoy Argentina se encuentra en una etapa donde puede aprovechar las posibilidades que nos brindan estas transformaciones profundas y junto al ecosistema educativo, el acompañamiento privado, del Estado, del Tercer Sector y mediados por la tecnología lograr acciones distintas para obtener resultados diferentes desde la formación para el empleo.
Necesitamos priorizar la EDUCACIÓN PERMANENTE como recurso para el DESARROLLO y CRECIMIENTO desde el fortalecimiento de la formación en oficios, habilidades y competencias.
La Educación Permanente integra el aprendizaje formal y no formal y combina competencias básicas, sociales y cognitivas (como el aprendizaje para aprender), al igual que las competencias necesarias para trabajos, ocupaciones o sectores específicos.
Las tecnologías digitales abren nuevas posibilidades para una amplia participación en la formación, así como la posibilidad de superar las limitaciones de tiempo y recursos a través de vías de aprendizaje flexibles y más cortas. Es necesario velar por accesibilidad a una educación permanente de calidad.
La Educación Permanente y la formación profesional se convierte en la educación para la Vida proporcionando protección social universal hasta la vejez. El futuro del trabajo requiere un sistema de protección social sólido y con capacidad de respuesta.
Promover y accionar por la Educación Permanente para el empleo entendemos es la mejor manera de celebrar el Día de los Trabajadores y Trabajadoras.
(*)Mgter Guillermo Suárez
• Presidente y Fundador de Identidad Argentina
• Vicepresidente de la Cámara Argentina de Formación Profesional y Capacitación Laboral
• Vicepresidente de la Fundación Arte Móvil
• Hasta 2019 fue miembro de la Mesa Directiva de Universidad Siglo 21.
• Doctorando en Ciencias Sociales. FLACSO
• Profesor experto en Grado y Posgrado