Vecinos, hastiados por la inseguridad, colocaron alarma vecinal
La ciudad más golpeada por el delito. Una serie de robos similares en la misma calle hartó a vecinos que contrataron un sistema de alarma vecinal. Comercios, vehículos y transeúntes, nadie se salva.
Uno, dos, tres, cuatro. Una decena de robos en la misma calle. En Ingeniero Maschwitz. Nuevamente el invierno trae un aumento del delito, con un patrón que se repite. No es cuestión de jugar al detective, sino de hacer hincapié en el modus operandi que las propias víctimas resaltan.
Junio y julio trajo varios robos e intentos de robo en la calle Chacabuco: varios sujetos, violentos, irrumpen en horas nocturnas preferentemente en distintas casas para luego huir en auto. La reiteración de delitos derivó en que los vecinos de esa arteria, entre La Plata y Ricardo Fernández –más un tramo de esta calle-, invirtieran más de mil pesos y pusieron alarmas vecinales.
Otro delito que se repite es en la heladería-cafetería Filippo. Allí son varios los robos que se repiten durante la noche. La última vez, días atrás, cuando sustrajeron el teléfono celular a una joven cliente, horas después lo utilizaron para fotografiarse –ver imagen-, situación que la dueña comprobó ya que esas fotos aparecieron en su computadora.
El fin de semana pasado, playeros de la estación de servicio Esso fueron blancos de delincuentes. Minutos después intentaron robar en la esquina de Santiago del Estero y Sarmiento, creyendo que no había nadie dentro, pero el movimiento vecinal y policial hizo que partieran.
La llegada del actual jefe de calle vino en reemplazo del anterior, allá por el verano, en una suerte de cambio “figurita por figurita”. Maximiliano Gelves, lejos de haber sido ascendido, fue puesto en Maschwitz luego de hacer banco unas semanas en la Distrital, habiendo sido desplazado de Garín por una ola de robos y el asesinato de un conocido remisero.