Los ejemplares mensajes fílmicos de Carlitos Chaplin…
Las primeras películas mudas se proyectaron en Escobar, apenas iniciada la primera década del pasado siglo, en el salón de la Sociedad Italia. Por Alfredo Melidore (*).
El proyectorista (operador ) fue el memorioso vecino Vicente Vicecconte (1880-1976), quien de joven proyectaba “esas memorables cintas” , con una rudimentaria máquina manual.
Don Vicente recordaba que muchas de esas proyecciones, que tuvieron como protagonista al inigualable Charles Chaplin, causaron un verdadero revuelo y entusiasmo entre los sorprendidos asistentes a esas exhibiciones pioneras.
Hablar de Chaplin, fue durante años asociar el “cinematógrafo” con lo cómico. Pero con el paso de los años, se fue comprobando que los filmes del afamado “Carlitos”, estaban revestidos de un gran compromiso social.
Chaplin había incorporado a su lenguaje de imágenes el gran caudal del acervo “popular”, por lo cual jamás olvidó reflejar en sus obras, sus días de niñez y juventud en la pobreza de su Londres natal.
Toda su gran obra cinematográfica reflejaba su preocupación por los problemas de la gente pobre y su entorno, por eso dijo: “…Cuando me pongo a trabajar pienso en el hombre de la calle… en la gente humilde de la calle…”
En sus trucos cómicos (esos que hacían desternillar de risa al público) abundaban reminiscencias auténticamente “plebeyas y populares”….
El 15 de octubre de 1940, Chaplin estrenó en Estados Unidos “El Gran Dictador”, el primer film sonoro, donde tuvo la lucidez y el coraje de realizar una sátira del fascismo, que atacaba y ridiculizaba a sus dos máximos exponentes: los infames y sangrientos dictadores, Hitler y Musolini.
Tal vez de haber vivido y conocido nuestro país en las últimas décadas, se hubiera inspirado para filmar la ridiculización de algunos “pequeños cuasi dictadores criollos o de cabotaje”, que se han conocido en ciertos lugares de nuestra Argentina, en estos 32 años de democracia. Y si seguimos imaginando, Chaplin seguramente hubiera coincidido con Ghandi, cuando dijo la sabia frase: «Siempre ha habido dictadores, tiranos y asesinos… pero siempre… siempre, cayeron…».
A principios de los 50, Chaplin debió abandonar Estados Unidos (donde había llegado allá por 1913) perseguido por el tristemente célebre Comité de Actividades Antinorteamericanas (macarthismo) por su militancia izquierdista.
Fue por esos años cuando expresó esas palabras que lo pintaban de cuerpo entero: “…Creo en la libertad, esa es toda mi “política”, soy del partido de los hombres, tal es mi naturaleza.”
En la memorable escena final de “El Gran Dictador” (ver foto) el personaje que encarna Chaplin dice: “…No quiero ser dictador. No quiero conquistar a nadie. Deseo ayudar a todos, judíos, gentiles, blancos, negros… Nuestra sabiduría nos ha hecho cínicos, nos ha hecho duros y malos. Pensamos demasiado y sentimos poco. Más que maquinaria necesitamos bondad y ternura ¡ En nombre de nuestra democracia, unámonos!…”.
Bella expresión esta, nacida gracias a la creatividad de un “genio” del cine de todos los tiempos, que por su canto a la convivencia democrática, bien podría ser tenida en cuenta por muchos de nuestros actuales y futuros gobernantes en estos tiempos electorales que nos toca vivir…
* Alfredo Melidore, historiador
historiandoescobar@hotmail.com