Cali y su patoterismo intacto
Cuestionó que el intendente amenazara con despidos, cuando siendo presidente echó a empleados de Jobe y Costa. Textual: dijo que a los ediles “los tienen agarrados de las bolas”.
“Catarsis”. Así lo definió Oscar Fontán, minutos después del violento discurso del titular del monobloque “8 de Octubre”. Calismo explícito. Predicando moral con la bragueta abierta, el musculoso cuestionó al intendente al que acompañó desde mayo del año pasado hasta hace poco.
“Yo acá no vine para afanarme una gallina, vine para trabajar por el pueblo de Escobar. No vine para acompañar a un delincuente”, expresó en su acalorada discusión, donde no faltaron los ademanes y la falta de respeto a sus compañeros y a la entidad en general.
Con la sangre en el ojo luego de su salida de la presidencia, semanas atrás, volvió con todo en busca del KO, pero terminó perdiendo por puntos. Pidió a sus colegas que no acompañasen la aprobación de varios convenios, algunos de ellos ya tratados en sesiones anteriores, cuando aún era presidente.
“Sé que muchos de ustedes los tienen agarrados de las bolas pero tenemos que hablar, porque si no lo hacemos, desgraciadamente nos van a llevar puesto a todos”, arremetió, aunque el resultado no fue el esperado.
Su ex aliada María Rosa Pereyra le pidió que vaya a la justicia si tenía pruebas de algo ilícito, mientras que Oscar Fontán declaró que a él nadie lo “apretó” y pidió que otros ediles dijeran si fue como Cali vomitó.
Llegó elegante y con una sonrisa, aunque a la hora de pedir el micrófono (minutos antes lo había hecho para apoyar la prohibición de la pirotecnia) su cara cambió: se puso colorado, nervioso y hasta golpeó el pupitre, demostrando tal vez el poder de sus músculos.
Finalmente los convenios entre la comuna y El Cantón, El Cazal, San Matías, E2 y El Naudir, San Benito, Codico y Consultatio, fueron aprobados por mayoría.