Denuncian por mala praxis a la Maternidad Santa Rosa de Vicente López
Fue radicada en la Fiscalía de Florida. La familia asegura que sufrieron “toda clase de abandono” y contrariamente a todos los indicios médicos no le practicaron la cesárea en tiempo y forma, falleciendo el bebé con 39 semanas de gestación. Existen varias quejas similares.
Una familia de Ingeniero Maschwitz radicó una denuncia contra la Maternidad Rosa de Florida, Partido de Vicente López, los médicos y auxiliares que intervinieron en la atención de una mujer embarazada y el posterior deceso de su hijo, con 39 semanas de gestación.
Luego de casi seis meses de atenderse en el hospital, la madre llegó en la mañana del jueves 10 con dolores en la parte baja del abdomen, espaciados, pero fuertes, y sintiendo la panza dura. En Guardia no quisieron atenderla porque tenía turno para monitoreo horas después, pero al presentarse en consultorios fue recibida. Le practicaron dos monitoreos que salieron no reactivos, incluso el primero fue tirado a la basura.
“Ya el jueves 3 la doctora me dijo que tendría cesárea, el bebé venía muy grande y yo ya había tenido mi primera hija por cesárea. Pero a la semana siguiente hicieron oídos sordos a la indicación médica”, relató la madre de Máximo.
Esa mañana, se comprobó que la panza había bajado 4 centímetros y ella un kilo respecto a la semana anterior. En la última ecografía, de 11 días atrás, se marcó que su bebé pesaba 4.200 Kg. “Pareció que a nadie le importó esa merma. Una no baja tanto de peso en el final del embarazo, es al revés”, añadió.
Ya en horas de la tarde, hubo un tercer monitoreo. Pero antes de eso, la Dra. Ventura le dio una orden de internación para el 23 de junio: “Es una formalidad, sino es que hoy mismo te la hacen”. Le realizaron el monitoreo de 40 minutos a base de aproximadamente 20 pitidos que ponían sobre su panza y muchísimos movimientos que hacían que le doliera más. Pese a la madre no sentía movimientos del bebé, los profesionales insistieron en que se vaya y volviese en una semana.
“Me decían que los movimientos no eran bruscos a esa altura, por su tamaño, y que yo por ser mamá de cesárea me hacía ignorante sobre los movimientos de mi hijo”, añadió.
El sábado 12 volvió con dolores y desoyendo las indicaciones de las profesionales que la atendieron la última vez. Luego de varios controles, llegó la peor noticia: le indicaron que el bebé estaba sin vida.
Destrato y documentación errónea
Cuando Vera empieza a decirles que ellas eran las culpables porque el jueves su bebé ya demostraba que no estaba bien, la Dra. Salinas le dice que habría que ver cuando lo sacaran si no había alguna deformación en su bebé que no se haya visto en las ecografías, o que podía ser muerte súbita, que debían hacerle la cirugía rápidamente, cosa que no querían hacer antes para salvarle la vida a su hijo.
Cuando le muestran su bebé estaba sin ninguna deformación, como le habían dicho. El bebé tenía las uñas y sus extremidades violetas, como también algunas marcas en su carita azuladas, como moretones. Ya en la habitación, la Dra. Rocío Bolardini le dice que el bebé tenía dos vueltas de cordón en el cuello y que el agua de la bolsa estaba verde.
Desde el momento que la pasan a la habitación, extraoficialmente diversas enfermeras se solidarizaron con ella y su marido diciéndoles que hicieran lo necesario para esclarecer la muerte de su hijo, porque las doctoras tenían la culpa de lo sucedido “habiéndolo dejado pasar de fecha”, sin prestar atención a sus llamados de alerta.
También una enfermera que estaba cuando ingresó a la guardia se acercó a sus hermanas, que estaban en la vereda, diciéndoles que la culpa de lo sucedido era de las que la habían atendido desde el jueves.
Con estas declaraciones y sus certezas de que sufrió toda clase de abandono, se decidió solicitar una autopsia, cuyos resultados aún no están disponibles.
La denuncia fue radicada en la Fiscalía de Florida Oeste y la investigación está a cargo del fiscal Gastón Larramendi. Interviene el Dr. Ricardo Costa del juzgado de Garantías 1 de San Isidro.
El lunes le dieron el alta y se retiró sin ningún acompañamiento, ni presencia de directivos ante esa penosa situación. Nadie de los que anteriormente la atendieron se acercaron a solidarizarse con lo ocurrido. Desde entonces, el director massista Aldo Riscica no tuvo ninguna comunicación con la familia.
El destrato se dio en distintas materias: el certificado de defunción fetal, firmado por la Dra. Salinas, contaba con varias fallas: mencionaba que Vera “expulsó” un feto, cuando claramente fue extraído en cirugía. El certificado, además, menciona con severidad que la defunción se produjo en el domicilio de ella, cuando esa información se desconoce, dejando sin completar cómo se obtuvieron los datos del fallecimiento. Por otra parte, en el informe estadístico de defunción fetal, figuraba mal el nombre de la madre: “Adriano”, en vez de Adriana. “Eso no importa, es un detalle menor”, aseguraban desde el nosocomio.