Descubriendo el cielo en globo
Una aventura pertenecer a ese 1% de personas que vuelan en globo es una experiencia para vivirla por lo menos una vez en la vida. Por Nahuel Leto.
Volar en globo aerostático me ha tocado vivirlo en primera persona con mi hija Micaela de principio a fin experiencia comienza con la bienvenida de Adrián Barozza de FLOTAR. Es tiempo de volar y el amanecer en Carlos Keen se presenta como el mejor momento y lugar para hacerlo, el punto de encuentro El Nene de Keen.
Adrián es piloto desde el año 1995 tal vez alentado por esa tradición de padre a hijo y lleva acumuladas más de 2.100hs de vuelo, ha volado en todo tipo de geografías desde llanuras pasando por valles, sierras y montañas, en ocho países de Latinoamérica y Europa, además de ser un piloto instructor ha participado de torneos nacionales e internacionales y en vuelos para eventos y TV.
Adrián además de ser piloto tiene un taller (único en Latinoamérica), allí construye diferentes modelos de globos (deportivos, ejecutivos y de turismo), también la canasta y los quemadores NOVA. Este es uno de esos importantísimo detalles que nos hace ser parte del equipo de vuelo.
Impulsando a la mujer piloto de Globo Aerostático
Adrián es un pionero en todos los aspectos: uno de sus objetivos es impulsar a las mujeres a hacerse pilotos de Globo Aerostático un mundo con mayoría masculina. Su alumna estrella Belén Galván es ejemplo de ello y una de las primeras Mujeres piloto y es quien se encarga de inflar esa gran masa aerostática con nuestra ayuda, un momento más que espectacular.
La preparación del globo nos llevó alrededor de 30 minutos y al fin nos preparamos para el inminente despegue, ya casi se levanta la canasta y todos subimos de repente, nos elevamos como por arte de magia.
La aventura dura aproximadamente dos horas y media, dependiendo de la dirección y velocidad del viento, nos mantiene a una altura de 150 metros y recorremos una distancia de alrededor de 15 km una sensación para experimentarla.
El Globo Aerostático es un mirador de 360º allá arriba podemos disfrutar de vistas únicas podemos apreciar la imponente Basílica de Lujan y la vida cotidiana de la ciudad pero también el impresionante paisaje rural, los campos sembrados parecen parches de tela, se ven diminutas las personas, los animales de campo y el tránsito de los autos.
Es hora de aterrizar. Adrián trata de seleccionar un lugar sin siembra, sin animales y próximo a un camino, nos avisan que nos sujetemos de unas manijas interiores y flexionemos las piernas, como el viento es muy suave, la barquilla y el globo se posan suavemente sobre el campo.
Una vez en tierra nos recibe José (el encargado del campo), como si nos estuviera esperando. Nos dice que siempre veía pasar el globo, y, emocionado, explica: “Al fin aterrizaron en mi campo”.
Desarmamos el globo mientras esperamos que el vehículo de apoyo nos encuentre, mientras Adrián me cuenta sobre el proyecto de cruzar el Río de la Plata y conectar Uruguay y Argentina un proyecto pendiente que se viene volando, pero esta es otra historia que contaremos más adelante.