El viaje sin regreso de Leandro Costa

Durante años, Leandro Costa fue una de las figuras más reconocidas de la política escobarense. Concejal entre 2011 y 2019, candidato a intendente en dos oportunidades y jefe de campaña de su padre, Roberto Costa, en 2021, su nombre solía aparecer en cada elección. Pero en 2019, tras volver a quedar en segundo lugar, lanzó una frase que pocos tomaron al pie de la letra: “Si pierdo, abandono la política”.
Y cumplió.
Hoy, lejos de los debates legislativos y las campañas, Leandro cambió los micrófonos y los afiches por el volante de su motorhome. Recorre el continente bajo el nombre Solo un viaje, el proyecto que comparte en sus redes (@solo.unviaje en Instagram y @SoloUnViaje en YouTube), donde relata su travesía por América del Sur y la vida nómade que adoptó como estilo de vida.
En los últimos meses pasó por Bolivia, Chile, Perú, Brasil, diversas provincias argentinas e incluso la Antártida, antes de llegar al lugar donde se encuentra actualmente: Ecuador. Desde allí publica videos, fotos y relatos donde muestra tanto los paisajes más impresionantes como los desafíos cotidianos de vivir en la ruta.
¿Desconectado de nuestro país? No del todo. Continúa con emprendimientos gastronómicas, además de haber alquilado su casa de Escobar. Cuando la señal lo permite, el nexo con el pago chico vuelve. “El asado, jugar al básquet y al fútbol con amigos es lo que más extraño”, mencionó en diálogo con Semanario Regional.
En la biografía de sus redes resume su presente con simpleza:
“Me llamo Leandro y estoy viajando solo en mi motorhome por Sudamérica. En este canal te comparto el viaje, tips sobre la vida en la ruta, guías de destinos y consejos para equipar tu propia van. Acompañame mientras descubro los rincones más impresionantes y te muestro lo bueno y lo malo de la vida nómade”.
Su travesía combina aventura y reflexión. Entre caminos de montaña, pueblos costeros y rutas infinitas, Costa comparte aprendizajes sobre la libertad, la planificación y la conexión con la naturaleza. En cada video se nota el entusiasmo de quien cambió las reuniones políticas por los amaneceres frente al mar y los discursos por el sonido del motor.
Atrás quedó la etapa de los cargos y las listas electorales. Hoy, el exconcejal escobarense elige otra forma de construir: una vida en movimiento, donde la experiencia y el viaje valen más que los resultados.
“Casi todas las experiencias fueron buenas”
Consultado por este medio, Leandro Costa compartió algunas reflexiones y episodios que marcaron este año y pico de ruta.
“El asado es una de las cosas que más extraño, junto con jugar al básquet y al fútbol con mis amigos”, admite, entre nostalgia y sinceridad.
Sobre su recorrido, cuenta que Venezuela es el único país que no planea visitar: “Está bravo, sobre todo con los argentinos”, afirma.
Las anécdotas, asegura, sobran. “El primer día choqué el techo. Salí en octubre del año pasado y en un Carrefour de Tandil lo raspé. Tuve que volver. Así arranqué”, recuerda entre risas.
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Dice haber conocido todo tipo de viajeros, pero destaca un dato curioso:
“No crucé nunca, en más de un año, a un hombre viajando solo. Muchas mujeres sí, incluso mayores. Y la mayoría de los que me encuentro vienen del norte, de Canadá.”
Entre esos encuentros destaca el de una canadiense de 63 años, a quien conoció en Lima:
“Me dijo: ‘¿Para qué te vas a ir hasta Canadá con esta camioneta que en Argentina te cobran impuestos? Vendela, vení a Canadá, cómprate una y bajá’. Me hizo la cuenta ahí mismo. Viajaba en una Honda CR-V sin ducha, solo con una exterior”.
El comentario le sembró una duda: “La diferencia de plata y hasta de tiempo es impresionante. Así que después de la selva voy a tener más noticias”, anticipa.
Con más de 45.000 kilómetros recorridos, Costa resume su experiencia con un balance positivo: “Casi todas las experiencias fueron buenas. Tuve pocos problemas: pinché la cubierta cuatro veces, nada más”.
Pronto, el exconcejal escobarense seguirá sumando capítulos a este viaje sin regreso fijo, pero con un rumbo claro: vivir lo que siempre postergó.









