En aislamiento, ¿La Patria no vive?
Otra vez confinamiento estricto, que ahora contamos en días hábiles para que parezca menos. Por Cristian Vila (*).
¿Necesario? Por supuesto. Logramos ubicarnos en los primeros lugares de los peores rankings mundiales en cantidad de contagios, muertes, y manejo de la pandemia. Curvas en ascenso y vacunas en falta, no había muchas alternativas.
¿Pero cómo llegamos hasta acá?
Apenas comenzó el primer confinamiento estricto, ya se hablaba de la «segunda ola» que atravesaba el mundo y que inevitablemente llegaría a nuestro país. ¿Qué hicieron desde entonces, en todo este tiempo, para llegar lo mejor preparados posible, para minimizar el impacto, para cuidar a cada ciudadano?
Se robaron vacunas, cerraron las escuelas, vaciaron los bolsillos de los laburantes y se llevaron puesta cada institución que pudieron.
Y acá estamos. Otro 25 de mayo celebrando la libertad de nuestro pueblo en la historia, desde un confinamiento de constitucionalidad dudosa. Con millones de argentinos pidiendo en todos los idiomas que los dejen trabajar porque no dan más. Con los chicos en la mitad de otro año lectivo prácticamente sin presencialidad y con incontables consecuencias negativas en su desarrollo.
Con un presidente ocupado en tener razón, mientras su cúpula de poder trata de quedarse con la justicia, de resolverse sus propios problemas. Que termina yendo por la fácil cuando se complica en serio, imponiendo un «cierren todo» y fogonenando
una grieta cada vez más profunda que en lugar de unirnos para salir, nos enfrenta para terminar de hundirnos.
Y en el medio de esa grieta quedan los comerciantes que sobrevivieron a la primera cuarentena y hoy bajan las persianas defintivamente, porque es insostenible mantener el negocio; quedan los chicos que, a pesar de todos los informes de fuentes calificadas (UNICEF, OMS, SAP) no pueden ir a la escuela y no tienen clases. Porque aún con el esfuerzo docente, la voluntad de los padres, la tecnología, hay millones de chicos que no tienen clases y más del 70% son pobres. Siguen destruyendo su futuro y lo sabemos todos. Sólo que algunos eligen negarlo.
En el medio cierran PyMES y miles de personas pierden su trabajo, y en muchos casos la principal fuente de ingresos del hogar.
En el medio el personal de salud está agotado y destratado, como al principio. Y las vacunas siguen sin alcanzar.
Nada de todo esto tiene mucho de justo; y este de la injusticia, es un virus que nos persigue y azota hace décadas.
Entonces digo, cambiemos. Cambiemos nosotros como demostramos que podemos hacerlo; seamos el pueblo solidario que se cuida, que cumple con las medidas sanitarias y que tira del carro para sacarlo de este inmenso pozo en el que estamos sumergidos, pero que tiene memoria y que exige y lucha por la libertad, la democracia y la república cuando tiene que hacerlo: en las urnas. Este gobierno no es el que queremos, mucho menos el que merecemos, y estoy seguro que está defraudando a muchos argentinos que los votaron.
Estos días, le enseñamos a mi hija de tres años qué pasó el 25 de mayo, cómo nos unimos para dar esos pasos tan importantes que nos hicieron libres al grito de «Viva la Patria!». Y ella, con su mirada simple del mundo nos preguntó: «¿Y ahora, ya no somos más libres? ¿en aislamiento la Patria no vive?
La Patria somos todos los que amamos este país, los que apostamos a crecer acá y trabajamos para sacarlo adelante en serio. Los que defendemos el futuro, la educación, el empleo de calidad. Los que trabajamos en el consenso y la unión. En nosotros vive la Patria, y este año tenemos la oportunidad de defenderla. No la desperdiciemos.
Cristián Vila
Ex concejal
Dirigente del PRO