“La memoria es el único paraíso del que no podemos ser expulsados”
Facundo Alvanezzi recorrió el mundo con el fútbol, tanto como futbolista como entrenador. Ahora promueve un interesante proyecto para formar jugadores y planea hacerlo en Escobar.
Facundo Alvanezzi vive en Mar del Plata. Pero tiene un pie en Escobar, un gran proyecto y un sueño: una escuela de formación de futbolistas, abarcando diversos tópicos que no solo apuntan al deporte.
“Me voy transformando con los años en un potencial metodólogo creador de lo nuevo que es lo viejo, es decir, un mix entre el potrero, los juegos de posesión y posición y un equilibrio mesurado de la independencia creativa de los jugadores”, expresó a Semanario Regional.
Alvanezzo hizo el curso de entrenador en Zurich, Suiza. En ese país dirigió la Sub 16, la Sub 15, la Sub 4, Sub 13 y Sub 12 del popular Basilea FC. Allí, durante once años, logró veinte títulos. Previo a su paso europeo, dirigió en las inferiores de Aldosivi de Mar del Plata por cuatro años y en el club Cadetes de San Martín, otros dos años.
Como futbolista, Facundo Alvanezzi se desempeñó en Ferro, en varios equipos de Bragado y Mar del Plata, pero también en Caslano, Tressa Monteggio y Locarno.
En su paso europeo tuvo lauros: mejor jugador extranjero de la temporada 1996 y revelación de la temporada 1990-91.
Tuvo capacitaciones como entrenador en el Milan, San Petesburgo (Rusia), Barcelona, Bayer Munich, Basilea, Sevilla, Racing y Sochaux (ambos de Francia). También asistió a charlas y disertaciones variadas en Argentina y el exterior.
Con todo un recorrido por el viejo continente, Alvanezzi planea realizar un proyecto en Escobar y alrededores. Ya está en tratativas con su socio para conseguir un amplio predio y profesionales acordes para su plan de trabajo: la formación de jóvenes profesionales.
¿Qué es para vos aprender?
Es tomar la iniciativa para evolucionar e involucionar en un ámbito intelectual que debo con obligatoriedad cultivar y pulir para dirigir (en mi caso), mi vida, los entrenamientos y los partidos como un acto que me compete indefinidamente de cara al futuro.
Crecer me significa aprender y transformarme en una mejor versión de mí mismo hasta que me vea reflejado en una frase de lo que vivió el entrenador de Baloncesto (John Wooden): donde mencionaba: «Usted no ha enseñado nada, hasta que ellos han aprendido, (en alusión al entrenador y los jugadores) en la búsqueda del aprendizaje reciproco”.
Ello mismo es para mí también una plataforma académica para mi vida actual, yo no he enseñado nada a la sociedad, hasta qué ellos hayan aprendido.
¿Cómo es esto qué menciona?
Deseo expresar fundacionalmente que no basta solo con aprender, formarme y querer seguir evolucionando siempre, debo detenerme, transformarme y rechazar cualquier zona de confort para seguir exigiéndome más y así mejorar mi vida en su existencia intelectual y humana.
Sólo allí encontraré puntos de anclaje para visionar mi futuro en un mundo muy confuso donde no dejo de soñar e ilusionarme con un mañana mejor.
Yo intento dignificar mi camino por la vida, mi oficio de formador, el fútbol como juego e instrumento de educación, para liberar el talento de las personas y los deportistas, con una visión creadora e innovadora para ampliar nuestras posibilidades selectivas que generen más talento y sustento en la raíz del conocimiento.
¿Estás convencido de eso?
Totalmente. Soy un convencido por experiencia propia que, si el ser humano-formador es muy bueno, facilita el conocimiento y potencia a las personas-jugadores de forma excepcional en la eclosión del talento.
Para aprender debo experimentarlo. No basta con que me lo digan. Para corregir seriamente mis defectos primero tengo que haber sufrido sus consecuencias.
Sólo allí vivenciaré la encrucijada de encontrarme entre la prueba y el error como generalidad creativa de mi pensamiento único, personal e intuitivo.
No hay forma de crecimiento sin estar en soledad conmigo mismo, allí aparecen y desaparecen las certezas y las virtudes de los defectos qué nos mejoran como personas.
En definitiva, como dijo Benjamín Britten: “Aprender es como remar contra la corriente: cuando se deja de remar, se retrocede. Aprender es el motor de toda evolución”.
¿En qué momento te encuentra la actualidad?
En un tiempo de mucha reflexión entre mis pensamientos vertiginosos y el deber aprender a moderar mis ansias de realizar mis sueños y proyectos.
Es una tarea para nada sencilla por más interioridad ilustrada que posea, pues el equilibrio emocional juega en los extremos entre el querer actuar y el no poder obrar.
Aun así, encuentro amparo en la literatura, los grandes autores, pensadores milenarios, músicos y artistas de envergadura que me alimentan el espíritu
Expando mi creatividad cultural y deportiva con más de una teoría y práctica imaginaria para cuando pueda retomar el sendero nuevamente.
En fin, todo lo que estoy experimentando es tan decepcionante como cautivador, porque me obligó a parar cómo todo el mundo y revisar mi interioridad con mucha cautela y aprendizaje.
Será un tiempo para recordar de por vida y ver si tenemos la suficiente capacidad de reinventarnos y mejorarnos como personas.
Ese creo yo, es el aprendizaje universal, reivindicar nuestra naturaleza humana como especie para vivir lo que Dios nos conceda en años materiales aquí en la tierra.
¿Y deportivamente hablando cómo estás?
Con mucha paciencia ideando un programa de formación innovador en cuanto al caudal de tiempo y espacio para desarrollarlo.
Me voy transformando con los años en un potencial metodólogo creador de lo nuevo que es lo viejo, es decir, un mix entre el potrero, los juegos de posesión y posición y un equilibrio mesurado de la independencia creativa de los jugadores.
Soy consultado por clubes, entrenadores, formadores y gente vinculada con nuevos sistemas de ver el fútbol, para poder aplicarlo en algún sitio que amerite la enseñanza por sobre el resultado químicamente puro.
Este tiempo me permitió revalorizar a gente encumbrada que por su condición de grandes (Por humildad y capacidad profesional), siguen respondiendo a la requisitoria de mis sugerencias y asesoramiento para mejorarme cualitativamente.
Mención de agradecimiento para Jorge Valdano (Ex Real Madrid), Guillermo Amor (Barcelona FC), Pablo Blanco (Sevilla FC), Pere Guardiola-Txiki Beguiristain (Manchester City), Albert Puig (actualmente en Japón), César Menotti (Selección Argentina), Francisco Maturana (ex Selección de Colombia) y tantos más qué me ayudan a crecer y mejorar cada día.
Convirtiéndome en un «experto», en la materia de formación vinculada a los tiempos desparejos de crecimiento y espera para llegar a la Élite.
Estoy logrando lo mencionado con mucha laboriosidad de artesano que modela la persona y al jugador para la vida, solo así el hombre y el deportista podrán nutrirse de conocimientos y herramientas validas en la construcción de una carrera promisoria de jugador de fútbol y arquitecto de sus propias vocaciones.
¿Qué anhelas para tu futuro deportivo?
Mis aspiraciones más encumbradas las estoy situando en dos objetivos definidos. Uno es la continuación de mi formación intelectual, con los mejores formadores del mundo y federaciones europeas de prestigio para tener una continuidad razonada de mi caudal profesional.
Y dos, vislumbrar a través de las relaciones la viabilidad de armar una academia de fútbol orientada a la progresión y evolución de los niños y jóvenes.
Hoy en día han proliferado mucho las manifestaciones sobre la formación, ahora bien, una cosa es el papel y las intenciones, y otra bien distinta, los hechos reales en el campo que reflejen mi pensamiento y experiencia profesional de tantos años.
Es un sueño que intentaré plasmar en algún sitio qué me convoque y pueda trabajar alejado del resultado exitista y vulnerable.
Creo yo, la virtud estará en la iniciativa y quiénes me acompañen en el camino.
Tal vez yo pueda ser el vértice de un camino qué continuarán las futuras generaciones y divulguen una forma tradicional de enseñar jugando, ése es mi sueño para la parte final de mi vida.
Juan Guerrero
Martina Fedeli